
Estoy a unos meses de llegar al tercer peldaño de quizás unos siete o diez totales de esta escalera a la que llamamos “vida”. Me da mucho gusto ver cómo estoy arribando a esta edad al contemplar mis logros y aprendizajes en los aspectos personales, familiares, ambiciosos, laborales… en fin, un bagaje de aventuras en estos casi treinta años de existencia.
Hoy llego como cada lunes, martes, miércoles, jueves, viernes (y a veces hasta sábado) a mi oficina para cumplir con mis quehaceres laborales. Y entre algunos lapsos de respiro, me pongo a revisar algunos contenidos precisos de las redes sociales por internet. Sorpresas son las que me genera al ver la desenfrenada actualización constante de conocimientos, tecnologías y prácticas para todos los ámbitos disponibles: computación, astronomía, psicología, derecho, medicina, artes. Nada se queda quieto, todo se mueve.
Y por un momento pienso que “yo estoy quieto”. Sí, ya sé que todos los días salgo de casa para llegar al trabajo, paseo por las tardes a mi mascota y convivo con mis seres queridos. Sí, mi cuerpo no para de moverse; pero siento que algo me falta “mover”.
El conocimiento lo obtenemos mediante diversas representaciones, una de las primeras formas son los momentos en que nuestros padres nos van formando como individuos; más adelante se llega al colegio para continuar con dicha formación desde un punto académico. Pasas por la educación básica y media superior, y de pronto, la anhelada universidad.
¡Claro! Se extraña volver a aquellos salones en el que escuchabas al profesor que impartía tu materia preferida, tomabas apuntes, participabas de todas las formas posibles, convivías con tus amigos…Y es que no se trata solamente de una nostalgia eventual, sino que también me atañe una sensación de “hambre por conocer más”.
Puedes conocer y aprender por todos lados en los que estés dispuesto a hacerlo; sin embargo, debe llegar el momento en el que sería muy buena idea que se reconozca y certifique lo que sabes y dominas en la práctica. Aquí entra la parte de volver al colegio. Pero ¿cómo regresar, sabiendo que ahora tengo más responsabilidades de las que tuve cuando entonces sólo me dedicaba al colegio? Bueno… la respuesta a lo anterior es la educación en línea.
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Por Aldo Mendoza Parra, 2021.
“La educación y el tiempo jamás cesan”
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