
El presidente fundador, Doctor Enrique Agüera, anuncia nuevo campus virtual, digital y tecnológico.
El mundo se ha transformado radicalmente durante los últimos años, y la velocidad de esa transformación se aceleró vertiginosamente gracias a la pandemia de COVID-19 y los procesos que se originaron con ella. ¿Cuáles son los retos a los que la educación se enfrenta? ¿Cuál es la educación que el presente exige y que podrá hacer cara a los acontecimientos del futuro? ¿Cómo la tecnología, el calentamiento global, las dinámicas demográficas, la desigualdad y el nuevo modelo de pensamiento respecto al desarrollo sustentable afectarán nuestras vidas y nuestras escuelas y universidades? Sobre esas interrogantes y otras de igual importancia se reflexionó en la Reunión Virtual Interinstitucional del Consorcio Educativo de Oriente (CEO), que en esta ocasión llevó por nombre Una nueva era. La ponencia central de esta reunión corrió a cargo del presidente fundador y del consejo del CEO, Doctor Enrique Agüera Ibáñez. En su mensaje destacó la superposición de dos formas de estar en el mundo actual: la presencial y la virtual, y anunció la creación de nuestro nuevo Campus virtual, digital y tecnológico. Ambos mensajes son de capital importancia en este momento en que la educación se encuentra en un fuerte y constante proceso de deconstrucción y reconstrucción.
La tecnología no es el futuro: es el presente
Por muchos años pensamos la tecnología dentro de la educación como una herramienta para el futuro, hoy el paradigma se ha transformado: la tecnología es parte fundamental de nuestra vida y los procesos educativos interactúan con ella como nunca antes. Durante los años 50 la imaginación de William Hanna y Joseph Barbera produjo una de las series animadas icónicas de todos los tiempos: The jetsons, bautizada en México como Los Supersónicos. Ubicada en el año 2062, la caricatura presentó un mundo ultratecnologizado con autos voladores, robots y pantallas para realizar videollamadas.
Aunque la mayoría de los desarrollos que imaginó la dupla Hanna-Barbera existen desde hace años, la mayor parte de ellos no se han integrado de forma plena a la realidad, a veces por practicidad o por no ser afines a los usos y costumbres de las sociedades. Sin embargo, la vida ha cambiado de formas más profundas, siempre alrededor de la innovación tecnológica, a pasos agigantados a partir del surgimiento de las redes sociales en el siglo XXI y de forma inédita gracias a la pandemia presente.
De pronto, el mundo entero volteó a ver los servicios de videollamada que, a pesar de existir desde hace tiempo, habían sido menospreciados a favor de los servicios de mensajería de texto, e incluso a favor de los audios. Con este hito por delante se aceleró la inmersión de lo educativo en lo virtual de forma irreversible. El ciclo escolar anterior se vivió en todo el país y en buena parte del mundo de forma no presencial, con los estudiantes aprendiendo desde sus hogares y aunque ello supuso un reto mayúsculo, algunas instituciones como el CEO, que incluye al Colegio Sn Ángel, la Universidad de Oriente y UO Global Universidad, se adaptaron con rapidez y brindaron una experiencia completa a sus estudiantes que incluyó innovaciones como herramientas interactivas, realidad aumentada o reuniones internacionales con personalidades de primer nivel que nutrieron de forma importante el conocimiento de los estudiantes no sólo universitarios, sino incluso de educación básico, así ha sido desde los congresos internacionales de la UO hasta programas disruptivos como Creadores con Garra, que en el Colegio Sn Ángel permitió el contacto de los chicos y chicas de secundaria y bachillerato con científicos, artistas y escritores del mundo. De esta forma lo que en muchos lugares fue un año perdido, para nosotros fue un año único de aprendizajes que consolidó los procesos que ya se habían echado a andar con el Proyecto Milenium.
La nueva normalidad: sus desafíos
Sin embargo, aún con el éxito vivido en el ciclo escolar anterior, el año en curso presentó un reto incluso mayor: conjuntar las experiencias presenciales y virtuales en modelos híbridos, donde muchos de nuestros estudiantes toman clases desde sus hogares, garantizando su seguridad ante los procesos sanitarios nacionales, y otro tanto confía en nosotros para regresar a la presencialidad, cuidando también de la salud emocional y el desarrollo social de los aprendientes.
Esto, que para muchos es una característica pasajera, para muchos observadores es en realidad la forma en que se acomodará permanentemente el futuro, con la coexistencia de dos mundos: el mundo real presencial y el mundo virtual, que puede abarcar, como en estos momentos, hasta un 70% de procesos educativos contra un 30% que se vive en la presencialidad. La pregunta es ¿cuál es la función de las escuelas y docentes en la nueva configuración de los sistemas educativos?
Esta cuestión es interesante porque de su respuesta depende el éxito de la vida individual y comunitaria de nuestros niños y jóvenes. En un tiempo en que la mayor parte de los conocimientos de los niveles básicos se encuentran en Wikipedia, YouTube y bibliotecas digitales, la función de las instituciones educativas es crear ambientes educativos que doten de sentido y cohesión los contenidos curriculares, empatándolos con las habilidades para la vida profesional, social e intrapersonal.
Amalgamar el sinfín de herramientas disponibles es el reto más grande. ¿Cuál es el nexo entre la tecnología y el conocimiento relevante, en una época de sobreinformación y super saturación de estímulos que no en pocas ocasiones resulta tóxica? No nos cabe duda que el factor humano. Un ambiente tecnológico sólo puede ser exitoso en un contexto de humanismo profundo, que haga posible el sentido de la educación en un mundo globalizado, pero al borde de su propio colapso. La educación del presente, mucho más allá del mundo idílico de Los Supersónicos, nos brinda la oportunidad de la transformación. Pero para acceder a ella, son precisas la cercanía y el entendimiento. La educación de calidad debe ser concebida como una experiencia formativa humanista y sensorial, aunque parte de su valor se encuentre en su versatilidad y en su capacidad de existir en lo virtual.
Un nuevo campus para el presente y el futuro
Como podemos apreciar, son muchas las exigencias del presente para el futuro, y nuestra institución está preparada para ellas, aceptando la revolución tecnológica, digital y virtual inmersiva, que se enfila hacia un modelo de menos infraestructura física y más tecnología, en donde la primera será utilizada para ofrecer a los estudiantes experiencias específicas de sociabilización.
Ante ello, las instituciones del CEO toman el desafío de enfrentar los retos de la década, prospectando el futuro posible y el futuro deseable, partiendo de las tres características de nuestros procesos transformadores: velocidad, precisión y efectividad; con un liderazgo basado en las 5 erres: Revolucionar, Reinventar, Renovar, Relanzar y Refundar.
En medio de este escenario se vuelve no solo pertinente, sino necesaria la presentación de una institución fuerte a nivel humano y tecnológico, espacio en el que se hace presente el CEO con la presentación del Nuevo Campus virtual, digital y tecnológico de la UO, que busca impulsar, acelerar y revolucionar el área educativa en México, que en la actualidad cuenta con un vacío importante que buscamos subsanar.
Es por ello que nuestro nuevo campus incorporará talentos y recursos necesarios con el propósito de innovar y crear espacios únicos, así como proyectos y unidades de negocio que nos permitan influir y posicionarnos en el mercado educativo, convirtiéndonos en vanguardia, referente y líderes del sector, que en medio de las crisis y retos que nos depara el futuro pueda no sólo sobrevivir, sino verse fortalecido tomando todas las oportunidades, también grandes, que la modernidad nos ofrece, siendo protagonistas de los cambios desde nuestra misión y tarea educativa.
Como complemento inevitable y deseable, se proyecta el campus virtual del bachillerato del Colegio Sn Ángel, parte del CSA que será un modelo único en nuestro país, no por su oferta de clase en línea, sino por la calidad del modelo educativo, cimentado en valores humanistas, en el que los estudiantes puedan vivir y expresar su identidad, creciendo de forma positiva y transformando tu entorno.
Por supuesto, se tratará de un bachillerato vanguardista, acorde a la actualidad del mundo y a los conocimientos más recientes del campo educativo, con los mejores profesores, con una perspectiva de lo local y una vocación internacional que amplíe las fronteras de nuestra comunidad. Sin duda, estas noticias confirman al Consorcio Educativo de Oriente como una gran institución, de vanguardia, única en el presente y preparada para el futuro, que entra con paso fuerte a la Nueva Era de la educación.
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